El mes de amor (nos) llegó

Ella era una chama que no sabía lo que era amar, nunca lo había vivido y siempre cuando le hablaban sobre ello, respondía con que no sabía lo que eso era pero que debía ser algo maravilloso. Si, maravilloso así como en las películas y libros que le gustaban tanto ver a solas en su cuarto a medianoche y que pocos, muy pocos sabían que lo hacía. Ella creía en el amor, solo que no lo había vivido y no sabia con seguridad como se sentía eso. Mucho me ha dicho que soñaba siempre con el amor verdadero y todas esas cosas en las que suele pensar una chica joven al llegar este mes y que no conocer el amor personalmente.

Dicen que Febrero es «el mes del amor», dicen que el 14 de este mes fue el «Día del amor y la amistad». En verdad, dicen muchas cosas pero Ella no creía tanto en eso. Solo creía en el amor de verdad, ese que no tiene horario ni fecha en el calendario. Ese que fluye todos los días del año y no tiene un día para celebrarlo porque es digno de celebrarlo todos los días. Si, así piensa Ella aunque este 14 de Febrero que pasó todo cambió un poco…

…fue este 14 de Febrero el primer «Día de los Enamorados» que la pasa conmigo, y así porque ese mismo día tuvimos una cita en donde fuimos al Parque Del Este y le preparé un picnic en medio del mismo. Un manta, unos sándwiches, refresco, algunos cupcakes y unos pequeños arreglos florares que improvisé a última hora pero se que veían bien fino. Así fue como empezó nuestra cita, con su sorpresa al que llegáramos al parque y que yo ya tuviese todo listo esperando por nosotros. Así fue como se emocionó tanto y me dio muchos besos. Nos sentamos en un árbol que tiene como una rama con forma extraña que lo hace perfecto para sentarse y hablar. Conversamos sobre cosas del día a día, sobre nosotros, sobre lo mucho que ha avanzado nuestra relación en tan poco tiempo y sobre todo lo bueno y lo malo por lo que hemos pasado juntos. Nuestras peleas, nuestras citas locas, nuestras sesiones de sexo inolvidable, nuestras noches de solo dormir y todas esas cosas que han hecho tan fina nuestra relación y que nos tiene tan enviciados uno con el otro.

Después nos sentamos en la manta sobre la grama y comenzamos a comer un poco de todo lo que yo había llevado para complacerla en ese día. Comíamos los sándwiches y tomábamos refresco mientras seguíamos conversando recordando «viejos tiempos» entre nosotros. El cómo nos conocimos, el primer beso que nos dimos, la primera sesión de sexo que tuvimos y hasta los primeros orgasmos que tuvimos juntos. Recordando, comiendo y riéndonos mucho, así iba el día hasta que la sorprendí con algo que no se esperaba.

¿Se recuerdan le da canción que le dediqué a Ella hace unos días? …bueno, busqué una guitarra de un amigo que tenía escondida detrás del árbol, me senté en un banquillo que había traído y comencé a intentar tocar “Just the way you are” de Bruno Mars con la guitarra mientras se la cantaba con mucha pasión mientras la miraba a los ojos. Confieso que de cantar no se mucho y de tocar guitarra mucho menos, un pana medio me enseñó las notas y ese día me armé de valor e intenté hacerle una pequeña serenata con esa canción. La toqué, se la canté, hice el ridículo delante de ese poco de gente que pasaba y nos miraba pero igual le gustó, y eso era lo que quería. Igual estaba sorprendida y fascinada, igual intentó cantarla conmigo mientras la risa la dejaba. Me ayudó un poco con los coros, con las melodías y hasta una mini coreografía le hacía con sus manos. Al terminar la canción nos reímos bastante al ver como todo el mundo se había quedado parado frente a nosotros, viéndonos y unos hasta coreando la canción. Hasta a la gente le había gustado, aunque les aseguro que no me salió tan bien como creen.

Entre risas y abrazos, ella me dio un beso de esos que solo se ven en las películas. Un beso grande, profundo, sensual y muy apasionado. Un beso algo inesperado para el momento, lo confieso. Un beso que vino seguido de un suave pero bien pronunciado «Te quiero» por parte de Ella, y un «Yo te quiero aún más» pronunciado por mí con una voz un tanto más intensa, seguido de una sonrisa y de unos ojos muy estúpidos parpadeantes. Así fue como dejamos la guitarra a un lado y simplemente nos acostamos en la manta, abrazados y mirándonos uno al otro. Conversando en voz baja, dándonos unos besos, jugando a chocas nuestras narices y riéndonos mientras lo hacíamos. Parecíamos los propios tontos, lo sé, pero en ese momento eramos los tonto más felices del mundo. Tanto así que sin pensarlo, así de repente, me dio por pedirle a Ella que fuera mi novia, sabiendo en cuenta que teníamos a toda la naturaleza como testigo de todo eso que estábamos sintiendo y que ya venimos sintiendo desde hace rato largo. Ella simplemente me vio a los ojos, dejo salir una pequeña sonrisa y un muy seguro «SI, acepto ser tu novia«. Confieso que en ese momento mi felicidad fue demasiado gigante, tanto que le respondí con un beso y un susurrado «Te quiero mucho«. Así mismo, ella me respondió con otro beso y utro susurrado «yo también te quiero mucho, novio«. Ahora si que ya Ella no va a ver igual el 14 de Febrero, ahora si que es especial…

…ahora somos novios, nos queremos y estoy demasiado feliz por eso. Tanto así que esto parece un espejismo y no verdad.